Toma de Posesión de Mons. Carlos Garfias Merlos
Arquidiócesis de Morelia, 18 de enero de 2017
En un ambiente de alegría, de oración y de luz, acompañamos a la Arquidiócesis de Morelia en la toma de posesión de su nuevo arzobispo, quien “vuelve a su casa”, porque pertenece a este clero diocesano.
Con la fiesta que los laicos, religiosos y sacerdotes promueven, inició la celebración eucarística en el estadio Venustiano Carranza de esta ciudad.
El Sr. Cardenal D. Alberto Suarez Inda tomó la palabra para saludar a los presentes, recordando las palabras del apóstol San Pablo: Les entrego lo que a mi vez he recibido.
Continuó hablando de la tradición, que no es algo estático sino dinámico, porque cada uno puede aportar algo nuevo, esto es lo que él intentó: Transmitir con fidelidad lo recibido pero aportando su trabajo.
Le presenta al nuevo arzobispo una diócesis bella, a la que “conoces y amas pero que ahora vas a conocer mejor y a amar más”, dijo.
El Sr. Cardenal también pidió perdón por su pecado, por sus omisiones y cobardías que pone en la Misericordia de Dios.
Posteriormente el Sr. Nuncio de S.S. el Excmo. Mons. Franco Coppola tomó la palabra para presentar las letras apostólicas donde está el nombramiento que el Papa Francisco hace de Mons. Garfias como nuevo arzobispo de Morelia.
El Sr. Nuncio agradeció el trabajo pastoral del Sr. Cardenal de Morelia, D. Alberto Suarez Inda por su trabajo y su testimonio.
Posteriormente, da la bienvenida al nuevo arzobispo al que le pide ser un pastor cercano. Le pide que se preocupe por los débiles y perdidos.
Además le pidió que se sea hermano y que se sienta hermano, recordó el pasaje de Caín con su hermano Abel: nunca puede uno quedarse callado ante la preguntas de dónde está, quién es? Nunca puede uno decir, no lo conozco.
Después de recibir y leer las letras apostólicas D. Carlos Garfias presidió la celebración eucarística.
El Padre Basurto, representando al clero diocesano y a los sacerdotes que participan en la pastoral diocesana leyó un documento de fidelidad y obediencia a su nuevo pastor, a quien aceptan, quieren y obedecen.
Durante la homilía el Sr. Arzobispo dio las gracias al Sr. Cardenal y explicó su lema: Cristo, nuestra paz.
Dijo que la violencia continúa porque los cristianos no hemos dado un verdadero testimonio, no hay una acción decidida de los cristianos por fomentar la paz.
Es necesaria una nueva conversión para ser testigos reales de Cristo.
Que desaparezca la violencia que lastima a los más débiles.
Recordó la misión de Tata Vasco, quien fue un constructor de una sociedad en armonía y que aún hoy sigue vigente su figura. Sueña como D. Vasco por una sociedad fraterna y solidaria.
También recordó a otro sacerdote: José María Morelos quien lanzó al mundo unos sentimientos nuevos de nación, unos ideales de nación que están en el Evangelio. Por todo, pide a todos sumarse para recuperar la paz. Invita a todos, sin excepción. Ofrece a los católicos un compromiso para trabajar por una casa y una causa común: la paz, porque todo el planeta es la casa de todos y todos tienen cabida en ella. Pasar de la cultura del descarte al de la inclusión, una casa donde todos coman, donde sus sueños se materialicen, donde los jóvenes puedan dar lo mejor de sí mismo, que estén vivos, sanos y fraternos.
Que las mujeres sean reconocidas, sin violencia y alegres.
Tuvo unas palabra especiales para los migrantes, que se fueron por nuestra culpa, a ellos les da las gracias por todo lo que hacen por sus familias.
A quienes están en las cárceles les dijo: son nuestros hermanos. Con ellos quiere compartir la alegría de la esperanza.
A los pastores les dijo que necesitan del auxilio de la oración y les pidió: vengan a visitarme, quiero estar cerca de todos.
Pidió a los fieles: recuperemos la paz que hemos perdido, no solo en nuestras plazas, sino la paz del corazón.
Ofreció su oración y cariño por las comunidades parroquiales más alejadas, que viven el flagelo de las miserias y de la violencia.
Finalmente, suplicó la intercesión de nuestra Señora de la Salud, para que Ella lo acompañe para que “tengamos vida y la tengamos en abundancia”. Amén.
La Confraternidad Sacerdotal de Operarios del Reino de Cristo tiene un profundo cariño por esta arquidiócesis, porque en ella se encuentra nuestro Seminario Menor de Cristo Rey, en la ciudad de Salvatierra Guanajuato, así como la atención a la parroquia de Capuchinas en la misma ciudad. Nuestro caminar está íntimamente vinculado con esta arquidiócesis. A ella nos unimos en su alegría y su compromiso por la paz.