El Papa Francisco en Colombia 2017
¡Sigan adelante! ¡Sigan adelante, así! No se dejen vencer, no se dejen engañar, no pierdan la alegría, no pierdan la esperanza, no pierdan la sonrisa, ¡sigan así!
Con estas palabras el Papa saludó al pueblo colombiano a su llegada a Colombia, ya en la Nunciatura donde lo esperaban un grupo de niños, jóvenes, familias y adultos.
El Papa vino a Colombia como mensajero de la misericordia y de le la paz, para traernos el mensaje de Cristo y mostrarnos el amor de Dios, y de manera especial a los que más han sufrido el conflicto por el que ha pasado Colombia durante muchos años.
El Papa Francisco es el tercer Papa que pisa tierras colombianas, el primero fue Pablo VI y el segundo San Juan Pablo II. Su visita significó unidad, esperanza, alegría y sobre todo vino a confirmar nuestra fe en Cristo; con sus palabras nos mostró el bello país en el que vivimos y la calidez de las personas, ante estos valores nos animó a sobreponernos a las dificultades por las cuales hemos pasado, sufrido y llorado por causa del conflicto armado, pero a la vez nos señalaba el compromiso a todos de dar el primer paso para la reconciliación y la paz, a sanar las heridas y a construir una sociedad que incluya a todos.
“Y vengo también para aprender; sí, aprender de ustedes, de su fe, de su fortaleza ante la adversidad. Porque ustedes saben que el obispo y el cura tienen que aprender de su pueblo, y por eso vengo a aprender, a aprender de ustedes, soy obispo y vengo a aprender”. El Papa Francisco se hizo uno como nosotros, un colombiano más, fue capaz de ponerse a nuestro lado y en nuestro lugar y desde allí mostrarnos a Cristo que camina con nosotros, que nos abraza y nos ama a todos.
El Papa dedicó un tiempo a los Jóvenes donde resaltaba la cultura del encuentro, la alegría de la juventud, pero sobre todo la confianza del Papa de que en los Jóvenes está el potencial, la esperanza del mundo y de la Iglesia para construir la Colombia soñada, ya que solo así se renueva la sociedad, se fecunda y se construye, afianzándose en el Señor, es el único que nos sostiene, el único que nos alienta para poder contribuir a la reconciliación y a la paz.
Su viaje de cinco días tocó los corazones y las conciencias, demostró que la paz es posible “es hora de sanar heridas, de tender puentes, de desactivar los odios, y renunciar a las venganzas”.
Fueron cuatro ciudades las que visitó: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena de Indias, pero toda Colombia quedó bendecida, desde los más lejanos rincones del país llegó gente a las diferentes ciudades acompañar al Santo padre, la acogida que recibió fue muy emotiva, miles de personas apostadas en las avenidas para ver pasar el papamóvil y así poder saludar al Papa, de igual forma la gente sacaba sus niños en brazos para que el papa los bendijera al pasar. También en su vista el Papa Beatificó al Obispo Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, los dos con unas historias de vida impactantes.
El Papa escucho atentamente cada uno de los testimonios de las víctimas que abrieron su corazón y mostraron sus heridas, mostraron su perdón a pesar de las dolorosas experiencias que marcaron sus vidas, pero en Cristo encontraron una nueva esperanza, la que el Papa vino a concretizar con sus palabras, con su cercanía, abrazo de Padre y Pastor, que, como Jesús en el Evangelio, se conmovía ante el dolor de los demás.
Todos los colombianos hemos de sentirnos, bendecidos y acompañados por la Iglesia y solo nos queda dar gracias a Dios por su mensajero de paz que vino alentarnos y bendecir el esfuerzo del pueblo colombiano; ya hemos dado el primer paso y confiamos en Dios y Nuestra Señora de Chiquinquirá seguir caminando, construyendo desde el Evangelio la paz y la justicia, y que el mensaje que el Papa nos dejó lo cultivamos día a día.
Pbro Ivan Garizado Canchila ORC