Concepto Arquitectónico del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús de la Misericordia

El concepto arquitéctónico se centra en el “rahamim”-entrañas invisibles de Dios Padre, quien tiene “entrañas”de Madre. Ese “rahamim” o entrañas se encarnan y se visualizan en el Corazón traspasado y glorificado de Cristo, quien por su palabra nos dice “vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga que yo los aliviaré, porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”(Mt 11,28).

En planta a partir de  tres puntos de un triángulo equilátero  se unen en curvas para evocar el misterio trinitario, misterio fundante y fundamental de nuestra fe; de ahí se elevan las paredes curvas con sus siete nervaduras que se anudan en un triángulo en la parte superior. Ese “rahamin”-entrañas se extiende al rahamin  de la Santísima Virgen María y al rahamin o entrañas maternales de la Iglesia, que se han de actualizar en cada pastor y en cada cristiano. La puerta izquierda  es la Puerta de la Misericordia, que vista desde el altar es la puerta del lado derecho del Templo, evoca el Costado traspasado de nuestro Redentor. Las puertas con los Doce Apóstoles,nos recuerdan que para tener acceso a Cristo la Puerta de la Misericordia,  es necesario entrar por la puerta de los Apóstoles, puertas de la Jerusalén del Cielo, y por tanto entrar en comunión con aquéllos que han sido agregados al Colegio Episcopal, con Pedro a la Cabeza y con el Obispo Diocesano. El fondo está constituido por un retablo análogo cuyo centro es un Cordero, inmolado y que está de pie, símbolo bíblico pascual  en su dimensión trascendente, enmarcado en círculos concéntricos, recorre trasversalmente la Sagrada Escritura desde el Génesis y el Éxodo hasta el el Evangelio de San Juan, culminando en el Apocalipsis; se une al verdadero Cordero que quita el pecado del mundo que es el Siervo Doliente,Cristo Jesús Crucificado y con su Corazón traspasado.- Las cruces doradas evocan las llagas del Señor, porque en ellas hemos sido curados. Las cruces de vidrio, son los discípulos de Cristo, los que mantienen vivo el testimonio del Señor Jesús.

El altar de roca ónix, signo de Cristo Altar. El sagrario quiere unir a la Iglesia de Oriente y de Occidente, lo antiguo y lo moderno, en sus iconos uno copia griega del s XVII y otro de esmalte elaborado en Barcelona porque la Iglesia, decía San Juan Pablo II, ha de respirar con sus dos pulmones. Al sagrario se une la Sagrada Escritura, para recordarnos que hemos de alimentarnos  de la Palabra y del Cuerpo del Señor; la primera para recordar  que la Palabra se venera como al mismo Cuerpo del Señor, según el el dicho del Vaticano II, aunque la presencia eucarística de Cristo, es real y sustancial,  con ambas nos alimentarnos, el Dabar de Dios Cristo-Palabra-Acontecimiento-Eucaristía. Las estrellas superiores, a los 12 Apóstoles y las demás estrellas a los justos que habrán de brillar en la gloria, como lo recuderda el Apocalipsis.

P.Prisciliano Hernández Chávez, CORC

 

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