Saber valorar a los hermanos indígenas por su sabiduría y amor a la tierra

Pbro. Prisciliano Hernández Chávez, CORC

En tierras chiapanecas se escucho la voz del Papa Francisco cuyo eco nos llegó a todo México y a muchas partes del mundo. Reconocer al hermano indígena que ha vivido durante siglos el descarte de su cultura, de su identidad e incluso de su dignidad de persona y de sus tierras, más bien vistos, en el mejor de los casos, como simple folclor  de turistas avezados. El Papa, es Tatic, Papá de todos. En su corazón no campea la postura del descarte de Caín respecto de su hermano Abel, que pervive a través de los siglos en los diversos países a lo largo y a lo ancho de la geografía y de historia en los cuales se prefiere el “tener” que el “ser”. Iniciando su homilía con un versículo del salmo 118 (119) leído en un idioma indígena, no se si tzotzil, “Li smantal Kajvaltike toj lek”, da principio a su reflexión “La ley del Señor es  perfecta del todo y reconforta el alma”. Y señala que “la violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”. “Ya no podemos hacernos sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”. En esta línea valora la sabiduría indígena: “ustedes tienen mucho que enseñarnos. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza”.

DSC_0219Señalando el dolor del Padre ante la aflicción de sus hijos por la inequidad y el maltrato, su Palabra, su Ley se volvían símbolos de libertad, de alegría, de sabiduría y de luz y remata con unas palabras del Popol Vuh: “el alba sobrevino sobre las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol”. Ningún papa había citado esta obra de sabiduría ancestral e indígena. Y  la aplica diciendo: “El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia”. Dios Padre está cerca, camina con su Pueblo; su Hijo se ha hecho uno de nosotros para ser solidario. Ante el descarte sistemático y estructural, ante la incomprensión de haber subestimado e infravalorado a estos pueblos indígenas, el Papa con profunda humildad y conocimiento de los hechos dice: “!Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”. Insta a los jóvenes ante un mundo en pos de lo homogéneo, les pide que no pierdan la sabiduría de sus ancianos. El mundo pragmático, necesita aprender a ser agradecido por el regalo de la tierra y de los hermanos. El que se sienta dueño absoluto, cae en las trampas propias del tirano, que no solo daña a las personas sino al ambiente, la casa común de todos, sin exclusión de nadie. Con este espíritu ¿se podrán retomar los acuerdos de San Andrés Larráinzar? ¿Podrá darse la empatía para el verdadero diálogo y no el monólogo de los que siempre tienen la razón y no consultan para hacer las leyes, por un prurito de orden que huele a tiranía? Es pregunta y reto.

Autor entrada: SGCORC