«Alégrate María llena de gracia, el Señor está contigo»…
En el marco del Adviento celebramos a María como Aurora de la Salvación, por ello nos llena de gozo y de esperanza esta solemnidad de su Inmaculada Concepción.
Felicitamos a María, la Llena de Gracia, porque Dios la eligió para ser la Madre del Redentor, Dios preparó para su Hijo una digna morada, por ello en previsión de los méritos del misterio Pascual de Jesucristo, su Hijo, fue preservada de la mancha original.
San Pablo nos ha descrito maravillosamente el Plan original de Dios «eligiéndonos a todos en Cristo para participar de la filiación divina”. Hoy contemplamos a María desde este proyecto divino: pues ha sido escogida de manera singular de entre todas las creaturas y ocupa un lugar especial en la obra de la redención humana, pues ha sido elegida desde toda la eternidad para ser la Madre de Aquel por quien fueron hechas todas las cosas, la Madre del Verdadero Dios por quien se vive, y junto con su amado Hijo, ser corredentora de la humanidad.
Así, esta fiesta de la Inmaculada nos desvela la belleza de nuestra Señora, es la ¡llena de Gracia desde su Concepción! ¡Es el Arca de la Nueva Alianza porque está llena de Dios! ¡Dios la habita de manera singular!
Pero ya sabemos que María colaboró decididamente en el Plan de Dios, es la primera discípula de su Hijo, es su Fiel acompañante: desde la Encarnación hasta el Calvario, la Resurrección y Pentecostés. Y sigue acompañando a la Iglesia siendo fiel al encargo de su Hijo agónico en la Cruz: «Mujer he ahí a tu hijo«. Así la Iglesia, Cuerpo Místico de Jesús, experimenta cotidianamente la intercesión maternal de María.
En este marco festivo que nos llena de alegría y de gozo celebramos el año que denominamos desde la IX Asamblea General como el «Año del Padre Enrique«, pues celebramos el Centenario de su nacimiento. Todos los Operarios del Reino de Cristo sabemos que nuestro Fundador nació el 11 de Diciembre de 1918, pero por obvias razones adelantamos unos días para iniciar este año de júbilo.
Así hemos venido a este lugar santo, como lo hiciera el padre Enrique haciendo caso a las palabras de aquel hermano lego franciscano de Tierra Santa: “Vaya padre a Tulpetlac, la Virgen le abrirá camino”. Este Santuario de la Quinta Aparición Guadalupana que significó tanto para la vida del P Enrique, y lo sigue siendo para nuestra Confraternidad.
Queremos proyectar, con el favor de Dios, recorrer el camino del padre Enrique, y en la medida de lo posible recorrer la geografía física para que siguiendo sus pisadas podamos también llegar a la geografía espiritual, como sus hijos, para que tocados por la gracia de Dios nos dejemos arrebatar por el Reino de Cristo, y ser de verdad Operarios de su Reino. Llegar a la altura donde fue ascendiendo apasionadamente y al final de sus días fue llevado en los hombros del Buen Pastor a la experiencia de la Cruz, mediante la enfermedad y la incomprensión, para ser configurado con Cristo Sacerdote y Víctima.
El Papa Francisco enseñaba una oración a los fieles que asistían a la Misa en santa Marta el 22 de mayo del presente: «Señor, ábreme el corazón para que pueda entender aquello que Tu nos has enseñado. Para que pueda recordar aquello que Tu nos has enseñado. Para que pueda recordar tus palabras. Para que pueda seguir tus palabras. Para que llegue a la Verdad plena«.
Esta sencilla oración nos puede ayudar para vivir este año, celebrando la vida de nuestro Fundador y para profundizar en el carisma que Dios regaló a su Iglesia por medio de este hombre que supo decir Si a Dios como lo hizo María Santísima.
El Santo Padre nos invita a pedir: el entendimiento, la memoria, el seguimiento de las Palabras de Jesús hasta llegar a la Verdad plena. Esta puede ser la guía para que este año dé frutos abundantes en la Confraternidad y por ende en la Iglesia.
Todo carisma suscitado por el Espíritu y confirmado por la Iglesia es un camino de santidad, es un camino que brota del Evangelio, según las necesidades de la Iglesia en cada momento de la historia. Por tanto, es necesario contemplar y caminar siguiendo las huellas del Fundador. Recordado y entendiendo sus palabras relativas a la construcción del Reino, como familia sacerdotal, para seguir al Señor Jesús con fidelidad y generosidad.
Que Dios nos conceda un año de gracia y bendición para vivir con pasión el Reino de Cristo, y que la madre Inmaculada nos alcance de su Hijo el fruto de estos propósitos para la mayor Gloria de Dios.
PADRE NUESTRO VENGA A NOSOTROS TU REINO,
POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL
MADRE SANTÍSIMA DE GUADALUPE,
BENDICE A TUS HIJOS,
PARA QUE VENGA A NOSOTROS Y POR NOSOTROS
EL REINO DE TU HIJO.
Santa María Tupetlac, Ecatepec, Estado de México, Diciembre 8 de 2017, Solemnidad de La Inmaculada Concepción de María.
Pbro. Lic. Esteban Alcocer González
Director General CORC