Cristo vive en sus Mártires: San José Sánchez del Rio

El día sábado 10 de febrero de 2018, en el Seminario de los Padres Operarios del Reino de Cristo, en Olías del Rey, Toledo, España, formadores y seminaristas, hemos celebrado a nuestro querido mártir San José Sánchez del Río, protector e intercesor insigne de nuestra Confraternidad.

Cristo vive en sus Mártires: San José Sánchez del Rio

¡Viva Cristo Rey, Viva la Virgen de Guadalupe!

¡Quién  clama así con su voz potente en medio de la noche oscura y fría del 10 de febrero de 1928!

¡Quién hace repercutir este eco atemporal que me recuerda  mi compromiso cristiano!

¡Quién lanza estos gritos que impiden a mi conciencia perdida!

¡Quién rinde  honor y gloria  a este Jesucristo y a esta Mujer congelados en los sistemas mundiales actuales!

¡Quién pregona con tanta valentía y con voz clara que sobresale del bullicio de los soldados envenenados por el odio a Dios y al hombre su semejante, quién, quién!

 

José Sánchez del Rio, un niño de apenas  13 años,  cristero en el marco de la guerra cristera de México. Hecho prisionero por no querer que se capturara a su general ofreciéndole su caballo, hace de manera análoga un gesto cristológico: “yo soy…dejen marchar a estos” Jn18, 8. En efecto, así se expresó: “Mi general aquí está mi caballo. Sálvese usted, aunque a mí me maten. Yo no hago falta y usted sí. Una vez en manos del ejército Callista, padece torturas pero su fe en Cristo no se debilita, es más,  es el que desde su cautiverio anima a su familia en un tono de ternura, de misericordia, de alegría: “Mamá nunca había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”, como para recordar estas palabras al discípulo amado “anímense yo  he  vencido al mundo” Jn16, 33.

En el último trayecto hacia la muerte, le desuellan los pies con un cuchillo y le hacen caminar a golpes hasta el cementerio lugar de su ejecución. Isaias53, 7 como un cordero  al degüello era llevado. Se pone delante de la tumba cavada a este efecto, a la petición de sus últimas palabras  para sus padres como prisionero, sólo dice: “Nos veremos en el cielo”. “¡Viva Cristo Rey, Viva la Virgen de Guadalupe!” ¡Padre, en tus manos pongo mi espíritu! (Lc23, 46) y cae muerto bajo las puñaladas y de los soldados y del disparo a la cabeza del capitán. ¡Mi alma está inquieta hasta que descanse en ti! (S. Agustín)

En el evangelio del lunes de la sexta semana del T.O., los fariseos pedían a Jesús una señal del Cielo. Y a veces nosotros también le pedimos un signo para ser valiente. Aquí está el ejemplo patente: San José Sánchez del Rio. Un ejemplo que nos despierta de  nuestras comodidades, de nuestros temores, de nuestra frialdad y falta de pasión al amar a Cristo. Un ejemplo que habla a mi cobardía de hablar de los mandamientos de Dios contra las olas de nuestra mundialización, de persignarme, de llevar puesta mi cruz o mi rosario signo de que soy de Cristo, de sacar tiempo para visitarlo, de estar al servicio de los demás… en resumen, de vivir mi vida en Cristo.

¿Será que realmente quiero ser de Cristo y dejarme profundamente transformar y configurarme a él? “La sangre de los mártires es semilla de los cristianos” (Tertuliano). Te pedimos San José Sánchez del Rio, niño Valiente, que intercedas por nosotros para que podamos caminar pisando dolorosamente nuestros intereses personales y nuestros egoísmos, para morir a ello y luego poder gritar como tú dentro de todas las actividades de nuestra vida y aún más en este tiempo de cuaresma: ¡Viva Cristo Rey, Viva la Virgen de Guadalupe ¡

Yel MANI ARNAUD HERVÉ MEDA

Autor entrada: SGCORC