Don Luis Becerra Tanco

«El Príncipe de los historiadores guadalupanos»

Originario de Real de Minas Taxco, meritísimo Sacerdote Secular que ingresó después en el Oratorio de San Felipe Neri, fue el testigo más sabio, más apto y más conocedor de la «Historia Guadalupana» de todos los testigos que declarararon en las «Informaciones de 1666».

Párroco del «Sagrario Metropolitano de México»; filósofo y teólogo; catedrático de lengua Náhuatl y otras lenguas en la Universidad de México. Conocedor profundo de las cosas de los indios, fue el único testigo que declaró por escrito en dichas «Informaciones», jurando por su palabra de Sacerdote decir la verdad. Presentó sus declaraciones en un escrito que denominó «Papel», fue insertado íntegro en las actas oficiales de dichas «Informaciones» el 2 de abril de 1666. Era el único Historiador Guadalupano de su tiempo que leía la escritura jeroglífica mexicana y hablaba a la perfección el Náhuatl y el Otomí, cosa que acrecienta notablemente su autoridad.

En su «Papel» -su testimonio escrito y juramentado-, señala a «Tolpetlac», por ubicación como el lugar donde vivía Juan Diego con su tío Juan Bernardino en los días de las «Apariciones»; o sea, señala a «Tolpetlac» como el lugar de la «Quinta Aparición Guadalupana».

Inmediatamente después de terminadas las «Informaciones», el promotor de las mismas, Canónigo Doctor don Francisco de Siles publica a expensas de él el «Papel», o sea, el testimonio juramentado del Padre Becerra Tanco, con el nombre de «Origen Milagroso del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe».

Esta publicación fue ocasión de que Becerra Tanco encontrara unos «Documentos Guadalupanos», «Cuadernos de su Letra», que desde antes de escribir su «Papel» tenía perdidos sin esperanzas de recuperación.

Al encontrar estos escritos, Becerra Tanco corrigió y aumentó su libro «Origen Milagroso del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe», escribiendo su nuevo título «Felicidad de México», como consta en el prólogo de este su segundo libro.

En este libro «Felicidad de México» afirma Becerra Tanco de Juan Diego que al pasar por el Tepeyac del sábado 9 de diciembre de 1531 venía del pueblo en que residía, «Tolpetlac» del que era vecino. Y afirma en seguida: «por los rastros que de ello se han hallado era el pueblo de Tolpetlac, que cae a la vuelta del cerro más alto, y dista de él una legua a la parte noroeste. Tolpetlac, significa «lugar de esteras de espadaña», porque sería en aquel tiempo única ocupación de los indios vecinos de este pueblo el tejer esteras de esta planta…«.

En la parte predominada «Testificación» del mismo libro «Felicidad de Mexico», señala sus fuentes testimoniales y cita expresamente a personajes ilustrados, honrados, conocedores profundos de la «Historia Guadalupana».

La afirmación que Becerra Tanco hace de «Tolpetlac» en «Felicidad de México» la basa en «los rastros que se han hallado», o sea, que no se trataba de rastros ocultos e imprecisos; sino que, por el contrario, salieron a la luz pública.

Siguiendo la lógica afirmamos que esos rastros pueden haber sido de cualquier tipo. Ya ruinas, ya tradiciones, ya documentos, etc.

El Sacerdote Don Luis Becerra Tanco murió el 1º de junio de 1672, de más de setenta años de edad, dejando inédita la obra «Felicidad de México» que se hubiera quizá perdido para siempre, sino se hubiera empeñado en publicarla el Doctor Don Antonio de Gama, lo que acrecienta el valor de «Felicidad de México».

Aún prescindiendo del valor excepcional de las «Fuentes Testimoniales» de Becerra Tanco, su propio testimonio es de suma autoridad por su ciencia, su cultura, su reconocimiento extraordinario de la lengua mexicana, y de las cosas de los indios; su afán de investigación histórica; su amor a Nuestra Señora de Guadalupe, y su integridad moral.