La Confraternidad Operarios del Reino de Cristo tiene por fin último la gloria y alabanza de Dios Trino, y por fin propio específico en el espíritu misionero universal del ministerio sacerdotal, prestar sus sacerdotes a diócesis necesitadas de clero y zonas de misiones (cfr. PO 10), especialmente en Hispanoamérica, a total disposición del Obispo del lugar donde van a ejercer el ministerio. La plena disponibilidad de cada miembro para recibir nombramiento y traslado en cumplimiento de estos fines es nota distintiva especifica suya en la Sociedad. Sin ella, ésta carecería de sentido propio.
Medios específicos de la Sociedad para esa finalidad son:
1. Favorecer, formar e intensificar, en sus comunidades de vida fraterna en común y de mutua ayuda, la vida sacerdotal de cuantos sacerdotes se acogen e integran legítimamente en la Sociedad para los fines de la misma, y servir así al orden de los presbíteros y a la Iglesia (cfr. PO 8c; CD 16d).
2. Pedir, merecer, buscar, fomentar, engendrar, atender, ayudar y formar vocaciones sacerdotales, no ya sólo para sí, sino también para las diócesis y otros institutos.
3. Promover el sentido profundo de la fe, que ha de guiar el amor y la estima al Papa y al Colegio Episcopal.
4. Difundir con fidelidad el mensaje revelado de la salvación, atendiendo constantemente a su adaptación al ambiente cultural, y a la problemática incesantemente cambiante de los tiempos y destinatarios (cfr. GS 44).
5. Vivir profundamente la variedad de carismas que, por institución divina, ordenan y rigen la Iglesia (cfr. LG 12b, 32a); contagiar ese amor en el mutuo respeto y estima de los diversos carismas, descubriendo y conviviendo la íntima complementariedad entre ellos, en comunión con los Obispos.
6. Fomentar la visita y culto personal de la Santísima Eucaristía; la oración en nombre de toda la Iglesia en el rezo de la liturgia de las horas, y la oración mental nutrida por la Lectio divina (cfr. PO 18; can. 276 § 2, 3° y 5°).
La Sociedad hace opción preferencial por los pobres, que reflejan más vivamente el rostro de Cristo, especialmente por las diócesis pobres en clero.